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Resonancias

Transversal Sonora

2020

Revista electrónica

 Acercamiento a la escucha mediada por la escultura sonora contemporánea

 Elias Paracelso Xolocotzin Eligio

Introducción

Pareciera que el arte sonoro y específicamente la escultura sonora son prácticas de reciente adhesión dentro del campo de las artes, sin embargo podemos encontrar proyectos artísticos con la intención de incluir al sonido dentro de su dimensión estética con mayor claridad, ya durante las vanguardias artísticas del siglo XX,  da inicio una nueva concepción de las artes, las propuestas artísticas involucran experiencias y soportes de distintas disciplinas artísticas, en la actualidad las fronteras disciplinares en el campo de las artes continúan siendo difusas e incluso en algunos proyectos innecesarias, estos proyectos interdisciplinares detonan experiencias estéticas enriquecidas con saberes de varios campos. Lo cual no significa que en el pasado no existiera ya una intención interdisciplinar, los artistas tomaron experiencias de diversas fuentes, para volcarlas en sus investigación plástica, pero es durante el inicio del siglo XX en donde podemos localizar una intención con mayor claridad de romper fronteras disciplinares, no sólo en cuanto a los contenidos de las obras sino también a los procesos y  soportes, obteniendo como resultado hibridaciones que suman a cada disciplina.

El arte sonoro en sí mismo es un híbrido disciplinar, su producción permite hacer acercamientos a otros campos de investigación, incluso aquellos fuera del terreno de las artes, esto ha permitido que su estudio sea interdisciplinar. El arte sonoro permite atender el sonido no solo a partir de sus propiedades físicas, sino también de su percepción, su socialización con el entorno y con el usuario, un vínculo destacable es el referente a la experiencia estética a partir de la escucha.

Abordamos el concepto de interdisciplina en el campo de las artes sonoras, como una estrategia cuyo fin es crear experiencias inmersivas, que puedan ser experimentados por todos los sentidos, proyectos que integren soportes y estrategias de otras áreas de la investigación artística en una misma obra. “Los productos emanados de la experimentación plástica interdisciplinar resultan en una variedad de propuestas que abordan a cada disciplina independientemente logrando extender los límites que cada una tiene” (Julsrud López, 2014, p.68), es pertinente referirnos al ensayo Statement for Intermedia[1] que escribiera Dick Higgins[2] en 1966, en donde menciona por vez primera el concepto intermedia, en referencia al trabajo interdisciplinar que venía desarrollándose en fluxus[3].

En la extensión de los campos de acción, encontramos la raíz de lo que conoceremos como arte sonoro, término que no aparece en el terreno del arte sino hasta la segunda mitad del siglo XX[4], con proyectos que abordan el fenómeno sonoro con un enfoque intermedial, en las que el sonido interviene de una forma no tradicional, extendiendo las posibilidades de los lenguajes sonoros y plásticos propuestos hasta ese momento, para la música devendrá en composiciones que escapan de los sistemas de representación al hacer uso de sonidos concretos dentro de las piezas, permiten que los sonidos se manifiesten y se interpreten a sí mismos, mientras que la escultura al incluir el sonido amplía sus referencias espaciales, su relación con el tiempo. 

Experiencia estética detonada por la escultura sonora

Es durante los primeras décadas del siglo XX en donde los artistas aprovechan las relaciones espaciales y temporales para desarrollar obras escultóricas que yuxtaponen la experiencia escultórica con la experiencia sonora. La fisicidad del sonido en el terreno de la escultura expande su campo de acción.

“Lo sólido es materia tanto para la escultura, en donde esa materia se hace parte del objeto de arte, como para lo sonoro, donde puede servir de soporte de la obra, de medio productor (instrumentos sonoros, incluyendo al cuerpo humano), receptor (el cuerpo y las pieles del oído que perciben), conductor y/o transformador de la onda sonora (la arquitectura y objetos sólidos que conforman el espacio en el que se produce ese son y que interfieren con el mismo conformando una escucha única e irrepetible) entre otras funciones.” (Silleras Aguilar, 2015, p. 43)

La apertura que se sucede durante las primeras vanguardias artísticas en torno al trabajo con sonido provoca un giro en la percepción del mundo, las propuestas artísticas no se preocupan por la repetición de formas existentes, sino por develar aquellas manifestaciones que habían sido relegadas a un segundo plano. Debido a que la relación con el sonido no solo es a través de los oídos, sino que el cuerpo es un órgano sensitivo que experimenta en su totalidad los estímulos provenientes de la obra, es un conjunto de experiencias; experiencia auditiva,  experiencia táctil  y experiencia cognitiva.

La escucha Mediada por la Escultura

La escultura sonora provee de esqueleto a lo invisible, a lo intangible, a lo efímero, a lo que Yves Michaud llama “éter estético”[5], al murmullo de los sonidos cotidianos que nos anuncia un mundo en constante movimiento, nos invitan a la contemplación, dando pie a la experiencias reflexivas.

El sonido al igual que la escultura modifica el espacio que la contiene, lo modifica a través de su desplazamiento por el tiempo y el espacio, al no ser estático en tu transitar, atraviesa superficies o se reflecta sobre ellas, de la reverberación podemos obtener una experiencia tangible del espacio, al percibir los cambios graduales del sonido a través de la escultura.

“El acto de contemplación máximo es el que se hace a través del Objeto Sonoro, es lo que hace al sonido algo real, por lo tanto el producto de su contemplación es una mezcla entre realidad y ficción, donde el acto imaginario de la mente del oyente corre a cumplir una función en el mundo real, es decir. Gracias al objeto sonoro tenemos lo mejor de dos mundos, del mundo imaginario y del mundo real.” (Ramos Torres, J, 2016, p.41)

El objeto escultórico nos permite extender nuestro campo de percepción, como si se tratase  de una una extensión de nuestro cuerpo, permitiéndonos una experiencia acústica total, la relación entre ambos se establece en un nivel abstracto, como si se tratara de una transcripción sinestésica, al ser parte de la obra, nos permite tener una actitud crítica ante la experiencia que se desarrolla en tiempo real. Con la escultura sonora como mediadora de la escucha nos encontramos con sonidos a los que habíamos dejado de prestarles atención, sonidos que habían sido silenciados, olvidados, ruidos, silencios, sonidos residuales.

Esta suma de experiencias nos permite pensar en la escultura sonora como un incitador a la exploración, el artista crea las condiciones para que el espectador explore el sonido con una escucha renovada, nuestro entendimiento de los fenómenos que nos rodean está determinado por nuestra percepción; de lo general a lo particular.

 

El tipo de escucha con el que nos introducimos al paisaje sonoro es proporcional a nuestra relación con el entorno.

Nuestra escucha permanece alerta en todo momento, la mayor parte del tiempo desconocemos la fuente del sonido que percibimos, inclusive se encuentra fuera de nuestro campo visual, nos encontramos ante experiencias acusmática, la escultura sonora potencializa la experiencia acusmática desde el resultado sonoro y no desde el origen del sonido, la escultura puede estar constituida simplemente por sonidos, que la lleva a una mejor comprensión, aludiendo a la subjetividad del escucha, “Si la obra de arte no es capaz de provocar el juego interpretativo, difícilmente podríamos decir que es una buena obra, aunque institucionalmente haya sido consagrada como arte” (Castro, 2007, p.45)

La comprensión del sonido es una construcción cultural por lo tanto depende de la subjetividad del escucha para obtener un significado, el espectador y el artista en conjunto completan la experiencia estética, la experiencia sensorial a través de la escucha profunda. “Lo que oye el oído no es ni la fuente ni el sonido, sino los objetos sonoros, de la misma forma que el ojo no ve directamente la fuente o incluso la luz sino los objetos iluminados”. (Schaeffer, 2003, p. 49)

Discernir entre lo que simplemente oímos, de lo que entendemos o comprendemos del fenómeno acústico resulta un tanto difícil, la escucha reducida nos provee las herramientas para acercarnos a las obras sonoras, ya que los artistas aprovechan la relación escucha-sonido para desarrollar experiencias inmersivas, en donde el sonido pasa de estar en el ambiente a ser un objeto sonoro en nuestra mente.

“ Mientras el entorno se transforma en paisaje, o sea, en lugar de una experiencia estética, a través de un abrirse con todos los sentidos a un acontecimiento inabarcable que sobrepasa todo “que” y todo “por que” de este acontecimiento, en una obra de arte el intento de descifrar el “que” (la materia) y el “porque” (el significado) es inherente a la experiencia estética.” (Krause,2009, p.19)

Profundizar y extender la escucha a través de la escultura, nos permite acercarnos al fenómeno sonoro como acontecimiento, el acto de escuchar se vuelva un evento irrepetible, único, y cargado de emotividad, el sonido provee a la escultura de la variable temporal, permite al escucha captar la experiencia en un instante, no solo de sus características físicas; timbre, intensidad y temporalidad, sino que da pie a la significación de lo acontecido.

“Si aceptamos que el proceso de la audición es un proceso más perceptivo, descubriremos que el entendimiento sonoro es basto y depende en gran medida de lo que quiere escuchar el sujeto.” (Schaeffer, 1993, Citado en Ramos Torres, J. 2016, p.120)

Enfrentarnos al sonido en su dimensión estética, requiere de aproximaciones pluridisciplinares en relación a la experiencia multisensorial del escucha, el estudio del sonido ofrece nuevos modelos de percibir lo cotidiano, permite profundizar en las experiencias  del usuario, el acto de escuchar determina las maneras en cómo experimentamos el mundo, la experiencia estética depende de nuestro medio cultural y nuestras experiencias previas con los sonidos y su percepción.

“Escuchar, a diferencia de oír, implica cobrar conciencia; es la suma de la acción, memoria e imaginación” (Woodside Woods, 2019)

La escultura sonora cuando media la escucha, propone nuevos modos de prestar atención a lo que sucede dentro del paisaje sonoro, evidenciando las distintas maneras en las que nos aproximamos al paisaje sonoro, escuchamos desde diversas posiciones, la mediación se da tanto en la percepción fisiológica, simbólica, tecnológica y contextual, creando mecanismos que permiten generar conocimiento desde la escucha, ligado a nuevas formas de interpretación y significación de la experiencia sonora. A propósito de esto Ana Lidia Dominguez refiere que “En la experiencia sonora vinculada con las emociones, operan procesos afectivos que apelan a una sensación acústica, fenómeno a través del cual un sonido adquiere la capacidad  de, literalmente, “tocarnos” (Dominguez Ruiz, 2019, p. 98).

Al estar inmersos en el espacio sonoro, la provocación desde la escultura sonora invita al escucha a reflexionar en cuanto a la información contenida en el paisaje sonoro, las obras proponen poner atención a un fenómeno sonoro en particular dentro del mundo de posibilidades que se presentan ante él, al convertirse en una extensión sensorial de la escucha, como si se tratase de un estetoscopio que ausculta el paisaje,  “De esta manera la percepción aparece como proceso mediador, a modo de filtro de la realidad social, y el sonido como elemento mínimo de relación y comunicación social.” (Polti, 2011, p.6), en este sentido las esculturas sonoras que se encuentran en espacios abiertos, inmersos en la naturaleza permiten la interacción con escuchas no especializados, propician acercarse a la experiencia acústica liberados de prejuicios, con una actitud de explorar el paisaje sonoro, dispuestos a dejarse sorprender por los resultados.

La intención de la escucha como acto creativo debe ser clara en la propuesta escultórica, de tal manera que el escucha pueda completar la experiencia estética, si la propuesta no invita al espectador a prestar atención a los eventos sonoros que está atestiguando. La escucha se queda en un nivel superficial, sobre todo en aquellas propuestas escultóricas que se insertan dentro de un espacio natural, la especulación de la auscultación se dará dentro del mismo paisaje sonoro, los sonidos concretos son parte de la propuesta escultórica, “Una persona que se mostrara indiferente ante la diferencia existente entre una escultura producto de la lluvia o el viento y una escultura tallada por la mano del hombre, sería incapaz de interpretar, realmente incapaz de percibir, las esculturas” (Scruton, 1987, p.38), el artista propone un modo de escucha, una manera de acercarnos al sonido disímil a los acercamientos que tenemos con los sonidos musicales,  aunque pudiéramos encontrar un patrón rítmico en los sonidos dentro del paisaje sonoro natural, existe en mayor medida un movimiento caótico, el azar dentro de la experiencia estética. Marcel Duchamp y Cage, figuras principales del arte contemporáneo, dentro de sus propuestas experimentaron con el azar y la naturaleza.

Conclusión

La escucha es una acción que realizamos en lo cotidiano a diferencia de lo que sucede con la vista, no podemos cerrar los oídos para dejar de escuchar, continuamente estamos recibiendo información de nuestro entorno, formamos parte del paisaje sonoro, no solo como receptores sino también como emisores, dar cuenta de ello nos permite tener un vínculo constante con nuestro entorno.

La escultura sonora como mediadora de la escucha potencia nuestros canales de percepción, nos permite seccionar el paisaje sonoro, para atender a aquellos sonidos a los que hemos dejado de prestarles atención, o aquellos sonidos que siempre han estado allí pero no dimos cuenta de ellos por ser de menor intensidad, las posibilidades escultóricas entorno al sonido son muchas y muy variadas, en este texto citamos el trabajo de Josep Cerdà y Doug Aitken pues representa dos posibilidades de acercarse al paisaje sonoro, por una parte aprovechar la acústica de los materiales empleados en la escultura, y por otro lado hacer uso de tecnologías de avanzada para amplificar nuestra percepción, sin embargo en ambos proyectos hay un interés por ubicar al escucha en el centro de la acción sonora, el espectador siente el sonido con todo su cuerpo, la disposición de los objetos escultóricos propicia la reflexión entre lo que se escucha y el entorno, permiten que el espectador sea quien signifique lo que está escuchando. 

[1] Higgins, Dick (1996), Statement on intermedia. Consultado 2 de Mayo 2020 en: https://www.artpool.hu/Fluxus/Higgins/intermedia2.html

[2] Dick Higgins (1938-1998) artista y cofundador de Fluxus.

[3] Fluxus escapa per definitionem a una determinación y delimitación precisa. George Maciunas publicó los primeros prospectos extractos del diccionario que explicaban el significado de la palabra inglesa Flux como la acción de fluir… De acuerdo con este horizonte semántico del término Fluxus , la tan difícil de delimitar historia de este movimiento se distinguía por las transiciones “fluidas”, estudiadas por los artistas entre géneros y disciplinas (Knapstein, 2009, p.108)

[4] “Se supone que el término lo acuño Max Neuhaus en Estados Unidos y que la primera instalación del artista es Drive in Music” (Espejo, 2019, p. 11)

[5] Michaud, Y. (2007). El Arte en estado gaseoso (p. 11). México: Fondo de Cultura Económica. ISBN: 9789681679071

Bibliografía:

 

Silleras Aguilar, R. (n.d.). Sólido y sonido: posibilidades creativas de la conjunción del sonido con medios en estado sólido en la escultura sonora contemporánea [Editorial Universitat Politècnica de València.]. ISBN:9788490484357

Julsrud López, S. (2014). Interdisciplina. La unión de disciplinas mediante un fragmento intermedial. En Escultura de escombros. imágenes y palabras rotas en el mundo contemporáneo. Ciudad de México: Fotorama. ISBN: 9786077360902

Michaud, Y. (2007). El Arte en estado gaseoso (p. 11). México: Fondo de Cultura Económica. ISBN: 9789681679071

Higgins, Dick (1996), Statement on intermedia. Consultado 2 de Mayo 2020 en: https://www.artpool.hu/Fluxus/Higgins/intermedia2.htm

Ramos Torres, J. (2016). ¿Una autopsia al arte sonoro?: Análisis de su Teoría y Crítica (Doctorado). Universidad de Zaragoza. ISSN: 22547006

Castro, S. (2007). Vituperio de orbanejas . México: Ediciones Herder. ISBN: 9685807256

Schaeffer, P. (2003). Tratado de los objetos musicales. Madrid: Alianza. ISBN: 8420685402

Krause, R. (2009). Kreuzfahrt: Un paisaje sonoro instalado. Resonancias: Revista De Investigación Musical, (25), 16-24. Cosultado: 5 de Mayo 2020 En: http://resonancias.uc.cl/images/PDF_Anteriores/Separatas_n25/Krause.pdf

Woodside Woods, J. (2019). Escucha intermedial: auralidad desde una perspectiva retórica. Consultado 7 Mayo 2020, en http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/oidopensante/article/view/15087/45454575768899

Domínguez Ruiz, A. (2019). El oído: un sentido, múltiples escuchas. Presentación del dossier Modos de escucha. Consultado 7 May 2020, en http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/oidopensante/article/view/15071/45454575768894

Scruton, R. (1987). La experiencia estética. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. ISBN:9786071621979

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